La economía está a la deriva. No alcanzará esa victoria si
permanece como acción pura de plataformas y activistas urbanos, necesita
conectarse con el desencanto indígena, ante un régimen que ha negado
sus derechos y destrozado sus organizaciones, así como con el
descontento campesino, por la forma sectaria y prebendal con que el
oficialismo maneja a los dirigentes de sus representaciones
organizativas.
Una victoria social de esa
magnitud, sin dueños ni manipuladores partidistas, nos colocará en el
escenario de recuperar plenamente lo democrático, así como construir un
proyecto nacional, basado en los avances que contiene nuestra
Constitución, para unir la libertad a la prosperidad y el bienestar, con
base a nuestro esfuerzo, disciplina, y creatividad colectiva.
El
contrato de venta de gas natural a Brasil coronó una negociación
diplomática de prácticamente 60 años, equilibró el intercambio
comercial, además de llevar adelante un proceso de diversificación de
exportaciones, que se complementa con las ventas externas de minerales y
productos agrícolas. La venta de gas se hizo realidad después de que el
Gobierno boliviano hizo certificar reservas compatibles con el esfuerzo
financiero necesario para la construcción de un gasoducto.
Más
allá del problema del mantenimiento de una producción compatible con el
interés boliviano de continuar exportando, parece razonable echar una
mirada sobre los cambios en la matriz eléctrica de Brasil, el notable
incremento de la producción interna de gas, bien como sobre el uso de
ese combustible en el transporte.
Una de las novedades en la
producción de electricidad, en un país donde abundaron los ingenieros y
las empresas constructoras de grandes represas, es que el país
experimenta un giro muy positivo, y muy rápido hacia la energía eólica,
con fuertes inversiones públicas y privadas.
La
energía del viento será la segunda fuente de energía eléctrica en 2019,
después de las hidroeléctricas, responsables hoy por el 60% de le
generación. Su avance puede atribuirse al costo de producción y los
notables incrementos en su eficiencia.
El viento
resta competitividad al gas. Incluso Petrobras desarrolló la tecnología
para montar esos grandes productores de energía para suministrarla a sus
plataformas de explotación de petróleo y gas situadas en el mar.