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Reportajes | 13/08/2018

Prueba de reportaje

La economía está a la deriva. No alcanzará esa victoria si permanece como acción pura de plataformas y activistas urbanos, necesita conectarse con el desencanto indígena, ante un régimen que ha negado sus derechos y destrozado sus organizaciones, así como con el descontento campesino, por la forma sectaria y prebendal con que el oficialismo maneja a los dirigentes de sus representaciones organizativas.
Una victoria social de esa magnitud, sin dueños ni manipuladores partidistas, nos colocará en el escenario de recuperar plenamente lo democrático, así como construir un proyecto nacional, basado en los avances que contiene nuestra Constitución, para unir la libertad a la prosperidad y el bienestar, con base a nuestro esfuerzo, disciplina, y creatividad colectiva.
El contrato de venta de gas natural a Brasil coronó una negociación diplomática de prácticamente 60 años, equilibró el intercambio comercial, además de llevar adelante un proceso de diversificación de exportaciones, que se complementa con las ventas externas de minerales y productos agrícolas. La venta de gas se hizo realidad después de que el Gobierno boliviano hizo certificar reservas compatibles con el esfuerzo financiero necesario para la construcción de un gasoducto.
Más allá del problema del mantenimiento de una producción compatible con el interés boliviano de continuar exportando, parece razonable echar una mirada sobre los cambios en la matriz eléctrica de Brasil, el notable incremento de la producción interna de gas, bien como sobre el uso de ese combustible en el transporte.
Una de las novedades en la producción de electricidad, en un país donde abundaron los ingenieros y las empresas constructoras de grandes represas, es que el país experimenta un giro muy positivo, y muy rápido hacia la energía eólica, con fuertes inversiones públicas y privadas.
La energía del viento será la segunda fuente de energía eléctrica en 2019, después de las hidroeléctricas, responsables hoy por el 60% de le generación. Su avance puede atribuirse al costo de producción y los notables incrementos en su eficiencia.
El viento resta competitividad al gas. Incluso Petrobras desarrolló la tecnología para montar esos grandes productores de energía para suministrarla a sus plataformas de explotación de petróleo y gas situadas en el mar.


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